El debate electoral entre el candidato popular Mariano Rajoy y el socialista Alfredo Pérez-Rubalcaba tuvo lugar en la sede de la Academia de la Televisión en Madrid el pasado lunes 7 de noviembre. Según las encuestas realizadas, el candidato popular era el favorito para ganar este debate con quince puntos de ventaja sobre Rubalcaba. Estas estadísticas marcaron el tono del debate, haciendo que Rubalcaba se comportase como principal jefe de la oposición.
El debate duró unos 100 minutos, fue visto por más de 12 millones de espectadores, lo que equivale a un 54,2 % de share, y tuvo un coste de 467.092 euros, unos 80.000 menos de lo inicialmente presupuestado. Al debate asistieron casi 1.000 personas entre profesionales de la información e invitados, eso si no tuvieron acceso el plató en el que durante el debate solo se encontraban los dos candidatos y el moderador Manuel Campo Vidal.
Situamos el debate tres días después de la campaña electoral, en un ambiente cargado de campañas y de charlas por parte de los dos participantes.
El debate se dividió en tres bloques.
Entraron en el primer bloque, el económico, el que más le preocupa a los españoles según las encuestas haciendo un recordatorio en memoria del militar Joaquín Moya muerto el día anterior en Afganistán y a sus familiares. Como era previsible Mariano Rajoy no tardó demasiado en recordar a su rival la gigantesca cifra de parados generada en los gobiernos en los que en candidato socialista había participado. En respuesta Rubalcaba no menciono a Zapatero en ningún momento y argumentó que es necesario la ayuda a empresas y la introducción de un impuesto a las grandes fortunas, así como peticiones directamente realizadas a la cúpula europea como que retrasase los ajustes, pedir al BCE que bajase los tipos de intereses o la transformación del ICO en un instituto financiero. El líder Popular pidió una reforma total de la política económica y reprocho al candidato socialista que solo se acordase de los ricos en tiempo de elecciones.
Está primera parte fue tensa, con una visible ventaja de candidato socialista sin embargo no supo utilizar esta ventaja ya que se dedicó a entrevistar a Mariano Rajoy.
Este leyó demasiado el papel que tenía delante, no dejo tiempo a la improvisación.
Hacia la mitad del debate en el segundo bloque social en el que se buscaban soluciones en política como pensiones, sanidad o educación se desató la tensión y se perdió la actitud conciliadora de ambos candidatos, más que un debate parecía una conversación, con preguntas pero sin respuestas.
Mariano Rajoy empezó recordando que el trabajo es lo que da dinero al estado con el que se pueden pagar las pensiones y que el mayor enemigo del estado es aquel que destruye puestos de trabajo, le reprochó a Rubalcaba volviendo a recordar la situación de paro del país. Rubalcaba se defendió recordando que apuestan por la sanidad pública y por una continua mejora, a lo que Mariano contestó que se preocupan más por congelar las pensiones que por mirar la desigualdad en tema sanitario frente al resto de países europeos.
En tema democrático se mostró la discrepancia de ambos candidatos al hablar de diputaciones provinciales. Mientras que Rubalcaba sostenía que eran arte de los focos causantes de la deuda pública, Mariano recordó el bien que hacen por las pequeñas localidades y que es una insignificancia frente a otros gastos públicos.
Ambos mostraron la alegría por el abandono de las armas de la banda terrorista y ven necesaria la colaboración del Gobierno y oposición en un diálogo abierto para luchar juntos contra los terroristas. En materia de política exterior Rubalcaba dijo que se habían concentrado en Oriente medio, Palestina o la alianza de civilizaciones, olvidando a Latinoamérica o Estados Unidos.
Al terminar el debate cada candidato tuvo la oportunidad de pedir el voto durante 3 minutos.
En general ninguno de los candidatos tuvo una actitud conciliadora para solucionar problemas. No fue un debate, cuando se preguntaban cosas no se contestaban, soltaban el discurso sin responder a las preguntas del otro. Rubalcaba dialogó más que Rajoy, quien se dedicó a leer s discurso. Rubalcaba resulto incompetente cuando no ganó en determinados apartados que tenía ventaja, como el gasto social.
Las encuestas señalaron a Mariano Rajoy como vencedor de este debate televisado así como los análisis en las redes sociales